ENTREVISTAS

CIRO GÓMEZ ACEVEDO: MAESTRO DE LOS TÍTERES

Por: Jorge Quesada Medina

 (Publicado en Portal Escena, 2012)

 Después de ser ganador del Premio a Director de Teatro de Títeres con Trayectoria de IDARTES – ATICO en 2011; de recibir la Medalla al Mérito Teatral del CELCIT (Centro de Creación e Investigación Teatral, Almagro – España, 2011) por su contribución al desarrollo de las artes escénicas iberoamericanas; de recibir el Reconocimiento Internacional en Teatro de la Secretaría de Estado de Cultura de República Dominicana; de haber ganado su más reciente obra «Antarqui, el hombre que podía volar» la convocatoria del Ministerio de Cultura como uno de los 10 montajes teatrales más destacados de 2011 en el país, al maestro Ciro Gómez Acevedo le han sido otorgados dos nuevos premios:

Premio Nacional de Dirección Teatral de Espectáculo Infantil, Ministerio de Cultura de Colombia, 2012. Fue otorgado unánimemente por el jurado por su trilogía de teatro de títeres para niños.

Proyecto de Grado Laureado como Maestro en Artes Escénicas, con Énfasis en Dirección Teatral, otorgado por el Consejo Académico de la Universidad Distrital de Bogotá Francisco José de Caldas, por los aportes altamente significativos al conocimiento relacionado con el campo del arte en grado de excelencia, coherencia, desarrollo académico y científico, dando paso a una nueva línea de investigación académica de la Universidad: el teatro de objetos.

Felicitamos al Maestro Ciro Gómez Acevedo además por estar en este año 2012 cumpliendo 40 años de labor como actor, titiritero, dramaturgo y director de teatro, durante los cuales ha sido director escénico invitado de obras de grupos de Italia, México, Ecuador, Honduras y varios de Colombia, presentando con el Teatro Hilos Mágicos sus montajes en más de 250 festivales de 30 países diferentes.

En nombre de los titiriteros y de los espectadores de todas las edades nuestro agradecimiento al maestro que ojalá por muchos años más siga aportando realizaciones y conocimientos para el desarrollo y la valoración del arte del títere en nuestro medio.

¿Cómo será la celebración de los 38 años de Hilos Mágicos?

Desde ya estamos muy contentos celebrando. Haremos una retrospectiva con las obras de nuestra trilogía de mitos indígenas para niños: «El Gran Teokikixtli» con títeres de sombras y marionetas, «Goranchacha» con teatro negro y títeres de varillas y «Antarqui, el hombre que podía volar» con títeres de varillas. La programación de estas tres obras se desarrollará a partir de julio de este año en nuestro Teatro Hilos Mágicos (Calle 71 Nº 12-22). Además tendremos este año las VII Jornadas de Títeres de Bogotá donde, en el mes de agosto, habrá un gran encuentro de grupos titiriteros en nuestra sede que compartirán con nosotros un taller de iluminación para teatro de títeres, foros y funciones. Finalmente tenemos una gira internacional a México y a España, que nos permitirá llevar las historias de los títeres de Colombia a otros públicos.

¿Cuál ha sido el secreto para mantenerse vigente durante tiempo?

La pasión y la terquedad: pasión por lo que hacemos, que es un trabajo muy grato y hermoso, lleno de satisfacciones humanas; y terquedad porque muchas veces tenemos que hacerlo luchando a contracorriente en un medio que algunas veces no resulta favorable a estas iniciativas; pero nosotros creemos mucho en los niños y ellos nos animan a seguir animando las marionetas, para animar y avivar su imaginación.

¿Por qué decidió trabajar el teatro para niños, qué lo hace especial?

Bueno, cuando yo digo «niños» no me refiero sólo a los pequeños en edad, sino a todo aquel ser humano que aún no ha perdido la capacidad de sorprenderse por las cosas sencillas de la vida. Para todos esos niños en edad y en espíritu, trabajo todos los días; porque todos los días me despierto, juego, me alimento, vivo y gozo con los títeres. Son un arte que abarca otras formas de expresión del ser humano: son pintura en su maquillaje, literatura en sus textos, danza en sus movimientos, escultura en sus formas, son teatro, música y, en fin, poesía en el sentido más amplio. Los títeres son mi medio de expresión favorito y los niños son el público más sincero del mundo, por eso los prefiero.

¿Cuál ha sido su obra favorita y por qué?

Todas tienen sus cualidades especiales. Cada una aporta algo nuevo y único. Además han sido ya más de 30 montajes con diversas técnicas del mundo de los muñecos y objetos animados: teatro negro, marionetas, guiñol, varillas, sombras, etc., etc., etc… cada obra representa una etapa creativa, un pedacito de tu espíritu puesto en una historia con muñecos. No podría realmente elegir solo una, porque todas conforman un conjunto armónico, toda una obra.

¿Cuál es el valor agregado de sus obras?

Hilos Mágicos es reconocido nacional e internacionalmente (hemos actuado ya en más de 250 festivales de 30 países) principalmente por la limpieza de sus puestas en escena. Algunos directores de teatro colombianos incluso han manifestado públicamente su agradecimiento a Hilos Mágicos por el trabajo cuidadoso en la animación de las figuras, el diseño, la organización, la dramaturgia, la realización plástica, dinámica e interpretativa de sus obras. Por otra parte siento que hemos desarrollado en conjunto con más de 100 titiriteros que han pasado por nuestra agrupación, todo un movimiento alternativo del teatro de títeres en el país, pues algunos de ellos han ido organizando sus grupos con sus propias búsquedas. Ese legado me parece también significativo y me llena de optimismo hacia el futuro.

¿Qué proyectos vienen para este año?

Además de la celebración de los 38 años de Hilos Mágicos, tenemos el montaje de «Agua» una obra de títeres de formato microscópico, donde toda la acción dramática ocurre dentro de un vaso de agua. Ese será el escenario para los personajes. Los actores humanos nunca podrían actuar en un formato como ese, pero los títeres sí, esa es parte de la magia que nos cautiva y nos motiva a seguir desarrollando propuestas diversas en el teatro de objetos y muñecos.

¿Qué se siente tener tantos reconocimientos?

La satisfacción de saber que sí se puede ser profeta en la propia tierra, y mi territorio, donde aro, siembro y cosecho, es el escenario del teatro de títeres. Pero no por haber recibido todos esos reconocimientos dejaré de explorar y de arriesgar todos los días, así de ello resulten tanto aciertos como inciertos. Si me conformara con los premios de ahora, mi trabajo futuro sería muy aburrido; pero, aquí entre nos, no puedo negarle que estos últimos meses han sido muy divertidos y hemos estado en Hilos Mágicos de celebración en celebración, lo cual ha sido también muy refrescante porque vuelve uno a encontrarse con los viejos amigos y compañeros de teatro que hacía mucho tiempo no había visto. Por otra parte es la oportunidad de visibilizar el teatro de títeres con un nuevo reconocimiento social, como un arte con grandes potenciales y notables valores.

¿Usted piensa que el teatro ya hace parte de la cultura colombiana o por lo menos bogotana?

El teatro es sencillamente una manifestación cultural y por lo tanto del ser humano como ser social. De esta forma, las manifestaciones teatrales tanto rituales de los ancestros indígenas (que también hacían títeres dentro de sus ritos mágico-animistas) como del teatro actual, son como la música, la danza o la pintura: manifestaciones estéticas del espíritu colectivo de un pueblo, que nos identifican. El teatro es parte de nuestra identidad, de nuestra «huella digital» como colombianos, que tenemos nuestra propia forma de actuar, de representarnos y de re-interpretarnos también en la escena. Quizás aquí no somos muy conscientes de ello, pero cuando salimos a festivales en otros países vemos el gran interés que despierta el teatro colombiano en los espectadores de otras partes, ganando cada día una mayor valoración por su diversidad, originalidad y otros elementos asociados con ese «ser colombianos» del que nos sentimos también muy contentos y orgullosos.